En España, casi dos millones de personas mayores de 65 años viven solas.
Para sensibilizar a la población sobre esta realidad, el primer paso es entenderla, porque se trata de un concepto «complejo, que está poco investigado y lleno de estereotipos que generan alarma social.
La soledad adopta muchas formas y no todas ellas llevan implícita una carga negativa.
Mientras a algunas personas les viene dada por circunstancias de la vida —como la viudedad en los casos de las personas de la tercera edad—,
Otras la eligen por voluntad propia, porque «Vivir solo no es sentirse solo»,
A veces la vida hace que no tengamos a nadie alrededor para conversar y sentirnos cómodos, pero eso no significa que una persona deba vivir infeliz si es que tiene la capacidad de adecuarse a la situación.
Ante la soledad, muchos de nuestros residentes entraron en el centro porque se encontraban así, tenían falta de autoestima, y necesitaban sentirse acogidos, acompañados y con el cariño que realmente precisan.